LA PERSONA EN LA SOCIEDAD





Las personas se relacionan con otras personas y forman núcleos familiares, pero todo ello lo hacen en el contexto y en el marco de una realidad difusa, envolvente pero siempre presente y necesaria: la sociedad. Ahora es el momento de indagar esta cuestión: la relación e influencia que la sociedad tiene sobre la persona.





Que el hombre es naturalmente social es algo manifiesto y ha sido puesto de relieve desde muy de una sociedad antiguo comenzando por Aristóteles. La vida del hombre fuera de una sociedad, la que sea, no tiene sentido ni es pensable más que como caso excepcional o extremo. 
Ahora es necesario establecer la relación adecuada entre el hombre y la sociedad pero para eso es necesario colocar el contexto de la sociedad en un recorrido histórico.

a) El colectivismo

El colectivismo es uno de los grandes modelos que ha imperado en la reciente historia europea con resultados funestos. Su tesis principal es la primacía de la sociedad sobre el individuo. A partir de las diferentes bases teóricas (organicismo, hegelianismo,etc.), los diferentes tipos de colectivismo como el marxismo, nazismo y facismo, mantienen la tesis básica y principal de que el individuo debe estar al servicio de la sociedad porque esta es la entidad realmente importante y trascendente frente a la precariedad del individuo.

Dentro de este marco global, el colectivismo tiene además las siguientes características:
  1. Propone valores ideales a los individuos que componen la sociedad: la primacía de la raza, la revolución del proletariado, la conquista de un Imperio, etc.
  2. Apela al altruismo y al sacrificio para la consecución y realización de esos valores; es decir, tiene una dimensión moral e incluso "religiosa": la conquista de determinado objetivo como medio de salvación del país o de la sociedad.
  3. Se propone a la persona que sustituya su pequeñez individual por la identificación con un proyecto colectivo.
Para ejemplificar el colectivismo podríamos definir algunos de los movimientos más famosos.

Marxismo: El marxismo es el conjunto de movimientos políticos, sociales, económicos y filosóficos derivados de la obra de Karl Marx, economista, filósofo y periodista revolucionario alemán de origen judío, quien contribuyó en campos como la sociología, la economía, el derecho, la historia, y la Filosofía y de su allegado Friedrich Engels, quien le ayudó en muchas de sus teorías. Engels acuñó el término socialismo científico para diferenciar el marxismo de las corrientes socialistas anteriores englobadas por él bajo el término socialismo utópico.

Nazismo: Es una ideología alemana gestada en la década de los años 1920, pero que no alcanzará importancia hasta los años 30, momento en que las duras condiciones de paz impuestas en el Tratado de Versalles (1919) se juntan con la grave crisis mundial del Jueves Negro en 1929. En Alemania la situación es más acuciante aún, ya que a los devastadores efectos económicos se sumaba la obligación de pagar el tributo de la derrota en la Primera Guerra Mundial, y el descontento popular ante la injusta situación que hacía que las calles se llenaran de manifestaciones extremistas de toda índole, tanto de izquierda como de derecha.

Facismo: El fascismo es una ideología y un movimiento político que surgió en la Europa de entreguerras (1918-1939) creado por Benito Mussolini. El término proviene del italiano fascio (‘haz, fasces’), y éste a su vez del latín fasces (plural de fascis). El proyecto político del fascismo es instaurar un corporativismo estatal totalitario y una economía dirigista, mientras su base intelectual plantea la sumisión de la razón a la voluntad y la acción, aplicando un nacionalismo fuertemente identitario con componentes victimistas o revanchistas, lo que conduce a la violencia (ya sea por parte de las masas adoctrinadas o de las corporaciones de seguridad del régimen) contra aquellos que el Estado defina como enemigos mediante un eficaz aparato de propaganda; todo esto aunado a un componente social interclasista y una negación a ubicarse en el espectro político (izquierdas o derechas).


b) El individualismo

El segundo gran modelo occidental de relación persona-sociedad es el individualismo, que propone la tesis opuesta al colectivismo. Para el individualismo, el hombre debe estar fundamentalmente al servicio de sí mismo y de sus intereses y no de la sociedad; esta es, a lo más, un instrumento del que aprovecharse en beneficio propio.
Desarrollando de forma muy esquemática las características básicas del individualismo se pueden indicar las siguientes:
  1. Se basa en la autonomía, independencia, capacidad y valor del sujeto individual.
  2. Estimula a la persona a la laboriosidad e iniciativa, a solventar sus dificultades de manera autónoma y a desarrollar al máximo sus capacidades para alcanzar el máximo bienestar.
  3. Tiende a separar de forma abrupta la esfera privada y la esfera pública, evitando en la medida de lo posible las interferencias que coarten la libertad o la autonomía individual.
Frente al colectivismo, el individualismo tiene de positivo que valora a la persona por encima de la sociedad y le impulsa a desarrollar sus cualidades con esfuerzo e iniciativa para que reviertan en beneficio propio. Para el individualismo, el hombre no es una parte informe de la colectividad sino, al contrario, un ser independiente y autónomo.

c) El personalismo

El personalismo comunitario es el tercer modelo posible de relación persona-sociedad y surgió como una alternativa al colectivismo y al individualismo, fundamentalmente, en el periodo de entreguerras. El personalismo (en su versión política) buscó ofrecer una opción práctica que permitiera evitar los errores de las otras posturas y recoger algunos de sus elementos positivos. Su influencia política ha sido importante y ha quedado recogida en las Constituciones de diversos Estados europeos.

Sus premisas fundamentales son las siguientes:
  1. Primacía social de la persona. Se trata del principio básico del personalismo aplicado a la relación persona-sociedad. 
  2. Deber de solidaridad por parte de la persona. La primacía social de la persona se compensa con otro principio antropológico: la necesidad de darse a los demás para lograr la plenitud personal.
Ahora es necesario ver brevemente y para concluir como este planteamiento se puedes superar los problemas del colectivismo y del individualismo y recoger parte de sus elementos positivos.

Del colectivismo se rechaza su visión reductiva de la persona al afirmar que esta prevalece siempre sobre cualquier idea abstracta, pero al mismo tiempo se recoge la idea de que los elementos altruistas y las ideas colectivas sirven para aunar y compactar a la sociedad.
Por lo que respecta al individualismo, sucede algo similar. Se recogen parte de sus elementos positivos: la primacía del individuo sobre la sociedad y la intuición de que las estructuras sociales deben revertir, sobre todo, a favor de las personas concretas e individuales pero se rechaza su dimensión insolidaria cercana al egoísmo.






Una vez establecido el marco general de las relaciones persona-sociedad, vamos a explicar algunos de los mecanismos específicos de interacción entre ambos. Comenzaremos por el denominado proceso de socialización.

a) Definición y características


El proceso que realizamos para saber manejarnos en situaciones nuevas también tenemos que realizarlo con el conjunto de la sociedad y se le denomina socialización.
La socialización, dice Guy Rocher,  es "el proceso por cuyo medio la persona humana aprende e interioriza, en el transcurso de su vida, los elementos socioculturales de su medio ambiente, los integra a la estructura de su personalidad, bajo la influencia de experiencias y de agentes sociales significativos, y se adapta así al entorno social en cuyo seno debe vivir".
Los conocimientos que la persona adquiere le permiten relacionarse de manera adecuada en el contexto social. Estos significativa que sabe a qué debe o puede esperar de los demás.

b) Mecanismos de socialización

Los mecanismos fundamentales de socialización son los siguientes:


  1. Imitación. Los niños pequeños tienen una tendencia innata a la imitación, a hacer lo que hacen los mayores. De este modo desarrollan habilidades y adquieren conocimientos.
  2. Aprendizaje motivado. Es otro de los mecanismos centrales de la socialización. Consiste en impulsar al niño mediante premios y castigos para que vaya asimilando poco a poco conocimientos o reglas sociales.
  3. Un tercer mecanismo es la socialización a la respuesta del "otro" a nuestros comportamientos.
c) Principales agentes de socialización

Las principales estructuras sociales que influyen en el proceso de socialización o, en terminología sociológica, los principales agentes de socialización, son los siguientes:
  1. La familia, como ya hemos visto, es uno de los principales agentes de socialización,sobre todo, en lo que se denomina socialización primaria, es decir, en la adquisición de los contenidos sociales más elementales y básicos. 
  2. Grupo de amigos, es el segundo factor que interviene en la socialización, su importancia radica en que es el primer contacto con la persona con el entorno social fuera de la burbuja protectora de la familia. En el grupo de los amigos la persona ya no es alguien especial, al que se valora por ser quien es independientemente de sus cualidades, sino un igual entre otros por lo que su posición en el grupo dependerá de las capacidades y habilidades que demuestre.
  3. La escuela es otro factor importante de la socialización. En primer lugar porque el niño adquiere conocimientos nuevos en una institución, que le servirán para que poco a poco vaya integrándose de manera eficaz en la sociedad.
  4. Los medios de comunicación, finalmente, tienen un peso cada vez mayor en la modelización de las costumbres y de las mentalidades. Por medio de los medios de comunicación el hombre puede aprender muchas cosas nuevas, conocer sobre la cultura de diferentes partes del mundo, aprender un nuevo idioma y sobre todo algo importante es que en la actualidad, estos sirven como un acercamiento a nuestros seres queridos que se encuentran lejos.



Cuando la persona ya es adulta y está socializada continúa interaccionando con el medio social, aunque de otro modo, a través de los que se denominan estructuras sociales. Veremos ahora tres modos en los que se produce esta interacción.

a) Estatus y funciones

El sujeto actúa en la sociedad de muchas maneras pero algunas son mucho más importantes que otras. 
Los estatus se definen en la práctica por las funciones que tienen asociados, es decir, por el conjunto de comportamientos característicos que la persona que posee ese estatus debe cumplir y la sociedad espera que cumpla.
La importancia personal del estatus es muy grande. Ante todo resulta socialmente necesario tener un estatus definido ya que, en caso contrario, se produce un desajuste que puede expulsar al sujeto de su entorno.
El estatus, por otra parte, determina notablemente la vida de las personas porque configura de manera nítida sus modos de comportamiento.
El estatus, además, afecta también al grado de realización de la persona y, por tanto, a su felicidad. 

b) Los grupos

Junto al estatus, la persona influye en la sociedad y es influida por ella mediante su participación en estructuras sociales específicas. Las dos más importantes son los grupos y las instituciones.
Un grupo social es una asociación de personas con las siguientes características: 
  • Hay interacción recíproca entre ellos.
  • Tienen conciencia de grupo.
  • Existen objetivos, valores y actividades compartidas.
  • Tienen una estabilidad y duración consistente que depende de los objetivos que se persiguen.
  • Están identificados socialmente.
A su vez se distinguen dos clases de grupos:
  • Los primarios que son: la familia, amigos y vecindario, que se caracterizan por que las relaciones entre las personas que los constituyen son personales, directas, no formales y tiene un marcado carácter afectivo.
  • Los secundarios se caracterizan, por el contrario, por que las relaciones entre sus miembros son anónimas e impersonales, tienen una fuerte organización formal, un elevado número de miembros y se participa en el grupo no por las persona que lo forman, sino para conseguir una seria de objetivos.
c) Las instituciones

Toda sociedad tiene una serie de necesidades básicas que no pueden ser satisfechas por personas individuales que actúen aisladamente. Las instituciones se pueden definir como "sistemas organizados de comportamiento recurrentes, estables y socialmente aceptados que tienen como objetivo resolver necesidades sociales específicas.
Las instituciones surgen alrededor de cada necesidad básica de la sociedad y, de acuerdo con el sociólogo polaco Malinowski, estas se pueden agrupar fundamentalmente en cuatro áreas:
  • Económicas.
  • Control social.
  • Educativas.
  • Organización política.
¿Cómo afecta la existencia de las instituciones a la persona individual?
Ante todo le facilitan su vida en sociedad puesto que a través de ellas recibe lo que necesita para satisfacer sus necesidades: educación, alimentación, justicia,etc. Por otro lado, como las instituciones sociales son estables y permanentes, aportan a los individuos seguridad y estabilidad y la tranquilidad de saber cuáles son los modos de comportamiento socialmente aceptados.

Lo que si es cierto es que la existencia de las instituciones implica una adaptación por parte del individuo. Lo que sí hay que tener en cuenta en cualquier caso es que esa obligación debe compaginarse con el hecho de que el hombre individual es muy débil frente a las instituciones y, por lo tanto, debe medir sus fuerzas antes de lanzarse a una lucha desigual que podría perjudicarle gravemente.


 
El hombre como la tradición lo podemos definir como el conjunto de conocimientos, costumbres, modos de vida, creencias, hechos, etc., transmitidos por las generaciones anteriores. 

a) Elementos de la tradición

La tradición ofrece, en primer lugar, el contacto vivo y útil con los orígenes, con lo que fue antes de nosotros pero continúa viviendo de algún modo. La tradición surge de la vida que ya ha pasado pero no completamente porque ha sido relevante para las personas que nos procedieron y, por eso, se ha depositado en las junturas de la sociedad y se transmite de generación en generación bien de modo explícito, en las costumbres, en las tradiciones orales, en los escritos, en los monumentos, etc.

Debemos dar mucha importancia a las tradiciones de los lugares donde vivimos, ya que estas nos revelan quiénes somos, nuestros orígenes, quiénes fueron nuestros antepasados y cuál fue su lugar en la historia y en el conjunto de las naciones.

La tradición ofrece también un cúmulo inmenso de conocimientos acumulados tanto en los escritos como en otros soportes culturales. De la tradición recibimos también un conjunto de costumbres y modos de hacer específicos que determinan la personalidad concreta de las regiones y de los países.

b) Posibles actitudes ante la tradición

Ya hemos apuntado que la época moderna ha adoptado una actitud generalmente negativa ante la tradición a la que se puede denominar progresismo. Quizá excesivamente influida por los espectaculares avances técnicos y científicos de nuestra época hemos tenido a banalizar lo anterior, a quitarle valor y pensar con ingenuidad y despego que solo era precioso lo reciente, lo actual, lo moderno.
La actitud opuesta- también equivocada pero más propia de épocas pasadas- es el tradicionalismo, que se podría definir como la desconfianza de lo antiguo, el tradicionalismo desconfía de los nuevo y se ciñe de manera obsesiva a todo lo que tuvo valor en un tiempo pasado basándose en el hecho de que ya ha sido puesto a prueba por innumerables generaciones y por ello no debe ser cambiado.

Ninguna de las posturas anteriores hace realmente justicia a la tradición porque ambas son excesivamente radicales. Por eso, la actitud adecuada ante la tradición debe compaginar el amor al pasado con el amor al futuro, el respeto a lo antiguo con el reto de la novedad. 

La relación con la tradición es, por eso, siempre un equilibrio difícil entre el respeto y la novedad, entre la veneración por lo antiguo y la pasión por lo nuevo. Ese equilibrio, por otra parte, no está definido de modo preciso, es una líneas que depende en cierta medida de quienes sean los actores sociales que la establezcan.

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